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Hace mucho tiempo tenía ganas de hablarle al espejo. Va este post a tal accesorio elaborado a base de cristal al proceso; pulimento, plano, cóncavo o convexo según se mire amén de excepciones, confirmando aquello de la dama que viendo su reflejo no se gustaba como mujer viajada, rompiéndolo y se quedó tan pancha, se quedó tan a gusto...crassxxshhh ## ¡despejada!.
Hay que entender eso que dicen en mi pueblo, hay que entenderse para no romper la baraja. Ni negro ni blanco, ni izquierda ni derecha, aunque así sea, ni nada de nada. A no ser que venga el periodo de la mili, muy práctico para discernir y fusionar en ese paso ligero a dos piernas arrrrrrr...izquierda derecha, izquierda derecha y funciona a tocateja.
Celebramos el día que se colocó.. el espejo, si bien todo hay que decirlo, como decía mi abuela: me duele más a mí la colleja, que a tí dartela en to la cara; pero si me callo no lo digo, si lo digo malo y si no lo digo me quedo con los sustos y el disgusto. Volviendo al esquino temerario a pique del trastazo que me iba dando, allí se repartieron a discreción, entre los del tráfico rodado y algún otro turista por Utopía preguntando donde aterrizar con su coche por el espacio terrícola.
El humano sabe arreglarselas a bien, o bien no tiene arreglo en cuestiones de cabezonería, cabezones y cabezada, vamos a meternos todos con toda educación pues con educación sola no entrarían más que unos cuantos y... cuantas colixión se habría evitado, cuantas colixiones dadas.
Esperemos este nuevo periodo traducido a la política sea como el matrimonio que fue al psicólogo para arreglar el estado de pareja, le tomaron la palabra al profesional que les aconsejaba ceder. Cederlo todo o la mitad como mínimo, practicar y ceder mucho el lo siento, pero al cincuenta por ciento.
El tiempo da la razón y lo que es más, obliga a la recomposición de los daños y perjuicios colaterales causados; por encima del empecinamiento, el olvido en los casos de supervivencia.
En otros casos.. el humano, humanamente se las arregla con un poco de vino, y para tomarse el agua que se bebe ya no del grifo sino fresquita del frigorífico. ¡Jodido gas! que enfría y enfría hasta las estanción de tránsito en verano, vaya extractor del calor que se inventaron, a falta de ese sí oral, el oso polar sin frío, el peluche duerme ahora al calorcito y hay que recurrir a la industria conservada.
Más tarde hablaremos del flamenco