SEGUNDA EDICION (Agotado)

miércoles, 9 de septiembre de 2015

ROBOS POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS

Cuando llegas a la mili, después de bajar de no saber como te vas a poner, ni de que lado te sentarás, en una bien y aparecida estación, notas el frío seco de la meseta de ambas castillas, un gaditano pone la nota de humor y pide en el kiosco el diario de Cádiz, la señora le indica repetidas veces, intentando colocar al futuro soldado en la situación real  - mire aquí solo tenemos a diario el de la Alcázar de San Juan,  está usted en provincia Madrileña.
Vuelta al tren, atrinca un bocadillo con ansiedad que le preparó su madre, baja para Murcia y se apea en Cartagena Naval, después de todo un dia y la santa noche en aquel vagón chaca que chaca y vuelta a chacar. Entras por la noche en una enorme nave con taquillas y literas, al dia siguiente, no conoces a nadie de la noche anterior, unos hablan gallego, otros en vascuence, catalán, de santander, canarios y de lenguaje del gastor. El gaditano del tren desapareció entre las hileras y filas ordenadas en nuevo orden a estaturas...  soy de los terceros dando la talla, no está nada mal. Después de un suculento corte de pelo, la vista se pierde entre tanto verde de los flamantes uniformes, igual que el mismo propio al que llevas puesto. Entonces comienza una serie de órdenes en cadena, donde oyes que apretarte las botas al calcetín, está entre lo mejor de los mejores consejos. Y comienza la instrucción de 20 km de marcha campo a través en hilera india. Sesiones diarias de instrucción con 12 kg de mosquetón en brazos, a los cuarenta dias ya lo manejas como una pluma.
Tiro a tiro ó ráfaga, a 17 disparos por segundo, vacias el cargador con más-menos acierto en la diana de aquel campo de tiro.
Más pequeña, igual de potente a menor distancia, con un galón superior, disparas con pistola, aprendes allí a todo conocimiento, que nó se puede disparar sola.  Lanzas una granada PO1, tienes el pecho en el suelo y la cabeza debajo de los brazos, miras y ves la hierba y florecillas amarillas de pie pegadas a las mismas pestañas, te alegras de la vida a tu lado, no hubo fallo en el lanzamiento a mano alzada, después de un suculento estallido, estas fuera de la onda expansiva y otra vez quedas vivo.
Es una orden, punto y seguido ¡En marcha¡
Cuando te licencias después de 18 meses de infantería de marina, tienes un cuarto de siglo, ya eres un hombre patriótico. Sales por la puerta de aquel cuartel y en la ansiada espera para tan impresionante día, nada más cruzar el arco en la salida, de nuevo,quedas impresionado. Te preguntas si allí fuera, ahora estás en lo correcto. Claro, la juventud y las ganas, todo lo supera y entras en un mundo que el escalafón y niveles corresponden a otros baremos. Hacia el fin que se persigue, el orden en la vida militar, solidaridad y otras muchas cosas más toman la prioridad sin lugar a divagar, sin tiempo para expeculaciones, las cosas son ó no son. Si no vives allí ¿como vas a saberlo?
  Entre la obligatoria estancia, te encuentras cuando vuelves a tu domicilio y todo porque no estabas, te han saqueado la casa. Ya no digo el país, sino tu casa. Entonces llegas justo a lo que esta pasando, incluso con gentes y niños dentro que quedan intimidados entre las paredes del domicilio del mismo techo.
Ahora se debate como atajar un problema de primer orden, después de años de escaladas, los comercios recopilan tímidas firmas, humildes como los pequeños hurtos. Que le pregunten a Joselito, si el hurto es grande o chico, aparte de ropa y zapatos, ayer tenía televisor y ya no aparece el locutor, entre sus bienes en los aposentos. Eso sí, pregúntele por qué día de la semana cayó cualquier número del calendario y responde automáticamente superando a cualquier ordenador que no pudieron robarle.
Y en la vida civil después de muchos años ya, todavía no se encuentra la solución, dicen que es un problema de educación, otros de insercción social, aplicar la ley otras veces y el juez no encuentra pruebas a pesar que se sabe quien son.
 Una vez en la vida militar se cometió un robo. Después de un gran espectáculo de famoso grupo con un grandísimo y vitoreado sólo de batería a todo concierto.
Mientras sonaban los tambores de fiesta y día de la patrona, entraron en el trailer-caravana aparcado en el campo de instrucción y a los mismos subidos al escenario se le llevaron una importante cantidad y suma en metálico.
Se activaron los mandos, la policía militar sin apenas revuelo y sin resultados.
  Una operación limpia, cinco mil tios escuchando el tambor en la explanada de aquel patio, y los watios bien muy bien sonorizado, amortiguaron los chasquidos y apertura en la caravana a pleno concierto de aquel grupo famoso.
Digno de la orden de los ladrones. ¡De película! ,entre la fuga de alcatraz en expresos de media noche transcurría la misma vida real que difiere a otra que pudiera ser prefabricada u complaciente. El asunto no deja de ser un robo que deja sin nombre a los de aquí ahora, casi todo los dias a viejos y a niños en un pequeño pueblo donde nadie tiene la llave de atajar.
Aunque unos domicilios son más seguros, la inseguridad está servida siempre con los más desfavorecidos.
Lo que si está claro, el que pierde su ordenador, sus joyas, su dinero, sólo ellos saben de la situación, con sus hijos amedrentados que les cogió solos en casa y por tanto si opinan todos lo mismo, más bien en silencio el clamor es uníxono ¡fuera robos con sus ladrones dentro!
Mientras tanto, a los que nos tocó, cumplir, cumplimos con el servicio militar, lo dimos todo por la patria, aunque no volveríamos en tanta exagerada estancia, me encantó la experiencia donde se genera el conocimiento.