SEGUNDA EDICION (Agotado)

martes, 28 de abril de 2020

El ESCENARIO


 Entre los acontecimientos y situaciones y los imprevistos en el caso de está foto gracias a los medios de comunicación aparece al cabo de medio siglo un fantástico plano del escenario de mi primer concierto.
  El flamante teatro cine y salón de actos del colegio Valcárcel (Hoy en estado de abandono) entre otras muchas instalaciones que daba vida al gran centro, sólo en las butacas de color rojo terciopelo, entre escenario y palco contaba con capacidad al servicio de quinientos expectantes.
Atrás quedaban innumerables domingos soleados de mañana en aquellos interminables pasillos con suelos teñidos de crema en amarillo, y reunidos alrededor de un banco donde entonábamos al compás de dos guitarras en el eco del silencio, mientras el grueso del alumnado gozaba del domingo en la calle y los patios. Ya lo dijo el profesor de rondalla dando la nota en el acorde, hay que practicar hasta que huela a ajo.
  Quizás porque en mi adolescencia los educadores en domingo hacían la vista gorda, aunque no se si oídos sordos, en el fondo del pasillo resonaba aquellas guitarras injertadas de cuerdas metálicas. No digamos ya cuando la tuna se vestía armada bajo las capas el  trinar de la bandurria y laudes acompañadas al compás de las guitarras.
Un día la voz del educador en llamada repentina con autoridad  en el momento de lo importante nos ordenaba subir a escenario a tres pupilos a modo instantáneo.
De pronto me vi en aquel inmenso escenario junto con dos compañeros, nos colgaron encima del hombro el instrumento y en la corta estatura las guitarras eléctricas a ritmo del oye cómo va resonando por primera vez en amplificadores que pertenecían al grupo de los mayores del colegio. Una pierna no se estaba quieta cuando empezamos a trastear al unísono los tres la pieza clásica de Devadid Carlos Santana. El debut fue aplaudido en aquel día de final de curso y entrega de premios, quedando grabado como un sello en el recuerdo, quizás por la trascendencia de los primeros actos que no se olvidan a través del tiempo.